Acá llueve y llueve y llueve, sin parar hace una semana. La ciudad tiene un verdor impresionante que no luce por la falta de sol. Mi casa esta oscura, Simón de campamento, Sofía haciendo trabajo comunitario y yo tengo la espalda dura porque mi colchón está maltrecho. Pero tengo pinturitas, pinceles papeles y maderitas. Con eso me estoy divirtiendo. Ah, no me tengo que olvidar de contarles que la sandía y las cerezas están espectaculares. Porque eso es muy importante.
Esto de que los chicos que van al secundario tengan que hacer cien horas de trabajo comunitario como voluntarios para poder recibirse, me parece genial. Si haces más haces de cien, mejores son tus chances de entrar a una buena universidad o de conseguir una beca. Sofi esta trabajando en un centro de terapia equina. Camina con los caballos, sosteniendo a los (diría pacientes pero no son pacientes) que vienen para la terapia. Ademas dobla ropa que dona la gente en un Thrift Store. Un Thrift Store que mantiene a una cocina comunitaria.
Se hace casi imposible sacar fotos con lluvia y oscuridad, a mi por lo menos. Mis ojos ven mejor cuando hay sol.
Acá les dejo algunas de los últimos días, verán que sigo con el 366.
Un te para acompañar la lluvia...
Mis pinceles y pinturas.
Un plato que me traje de Méjico.
Juntando agua de lluvia para regar las plantas del porch.
Una de las tantas maderas que junté en la playa.
Almuerzo del lunes.
Le fui a comprar zapatillas a Simón y le tuve que comprar talle 44. Que pare de crecer YA!!!!!!